Sobre la ambigüedad de rendirse

Me enoja todo lo que no puedo

lo que me deja en falta, imperfecta, amputada.

La frustración se hace nudo en las tripas

y la furia la escupo como dardos en llamas.

Hasta que me rindo. Abandono.

Pero al rendirme abro la puerta

a lo que sí puedo. Abro el juego,

acepto, y habilito otro camino

que aunque diferente, está entero.

Y entonces me rindo ante él.

Se siente diferente rendirse, ahora.

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑